Pequeña biografía que te interese destacar:
Hijo de panadero, el joven Bachir Lehdad también practicó esa profesión en El Aaiún, su ciudad natal, combinándola con otras ocupaciones y con sus estudios. Hasta que un mal día, el infierno que venía del norte le obligó a abandonar familia, estudios y trabajo, y marchar hacia el este, donde se organizaba la lucha por la libertad de su pueblo y se empezaba a construir un Estado, la República Árabe Saharaui Democrática.
A los años del colonialismo español y a su traición, abandonando al pueblo saharaui en manos del ocupante marroquí, siguieron los años de la guerra y la necesidad de levantar una sociedad allí donde no había nada más que arena y piedras. Su compromiso se dirigió entonces al sistema educativo saharaui, en el que cumplió diferentes tareas, tanto en los campamentos en Tinduf como en el resto de Argelia, Libia y Cuba. Después, el Frente Polisario, único y legítimo representante del pueblo saharaui, lo destinaría como delegado en varias regiones españolas.
Defensor infatigable de la causa de su pueblo, ha tenido siempre en cuenta las palabras del histórico líder Luali y no ha permitido que la «estabilidad relativa» le atrape, que sea la perdición de su actividad militante.
Bachir sigue convencido de que algún día volverá a pasear por las calles de su ciudad, liberada, encaminará sus pasos hacia el barrio familiar de Colomina Vieja y allí recuperará sus recuerdos.
Inchalah
¿Cómo definirías en un máximo de cinco líneas de qué trata tu libro y por qué deben comprarlo los lectores?
El largo viaje hacia el este, es un viaje en la memoria muy resumido de parte de la historia actual del pueblo saharaui durante el colonialismo, la ocupación militar mauritano-marroquí; destacando por el camino algunos pasajes de la guerra y la traición del estado español al pueblo saharaui. Un homenaje a la solidaridad de la sociedad civil española con mi pueblo, algunas costumbres y tradiciones de la cultura saharaui, escenificadas por mi propia familia.
¿Cuál es el principal objetivo que te planteaste con la escritura de esta obra?
El objetivo principal de la obra es dejar testimonio, verídico, de crudas realidades vividas en primera persona durante el éxodo masivo de la población huyendo de la ocupación; para el provecho de la juventud saharaui y el pueblo del estado español; además de mi aporte a la lectura comprometida.
¿Qué es para ti ser escritor/a? ¿Te cuesta utilizar esa palabra para definirte?
Escritor debería ser sinónimo de maestro; pues ha de contar la verdad aún si la sueña. Aquella persona que se compromete con la sociedad para su formación, así como mantenerla informada. No me defino como escritor. Me considero un activista por los derechos de los seres vivos; y aunque no puedo abarcar mucho, hago lo que puedo.
¿Qué ha sido lo más bonito y lo más difícil de todo el proceso de publicación de tu libro?
El proceso mismo de comenzar a escribir, fue bonito; porque surgió la idea y comenzaron a fluir recuerdos inherentes a la idea misma: Mi familia, la panadería, el colegio, los amigos, la guerra, la enseñanza en los campamentos de refugiados saharauis, mi paso por varios países como Argelia, Cuba y España además de otros.
¿Les aconsejarías a otros escritores que se embarcaran en la aventura de la autoedición?
Los vicios y los caprichos se han de pagar. Y lo que se paga con dinero, se siente diferente a lo que se regala, aún cuando el valor del regalo es mayor por la razón que sea. Cuando no se vive de “escribir” y sin embargo se escribe, suena a “afición, pasatiempo” pero si se escribe por compromiso y a conciencia, vale la pena pagar por ello. Así que la autoedición es una buena experiencia que vale la pena el sacrificio.
¿Cuál ha sido tu experiencia con Rubric?
Rubric, una editorial que conocí a través de una amiga y buena escritora que me la recomendó. Tuve la satisfacción de sentirme bien atendido en todas las vueltas que quise darle a mi libro y que sus profesionales llevaron a cabo con el rigor y la experiencia de que gozan.
¿Qué sentiste cuando tuviste el libro entre tus manos?
¡Qué rapidez! exclamé cuando recibí el libro de prueba. Comencé a leer lo que ya conocía, de haber leído una y otra vez mientras lo redactaba, sin más experiencia que la de haber escrito alguna que otra carta a algún amigo. Constaté el trabajo bien hecho.
¿Algún consejo para escritores que están empezando?
Aconsejar siempre fue lo mío; pero no en el arte de la escritura, sino en la educación de adolescentes. No obstante, después de haberme atrevido a escribir este libro, mi consejo a quien lo vaya a intentar es que no deje escapar la idea. En el momento en que le surge la idea que se ponga a “cocinarla” a fuego lento hasta que piense que ya está en su punto ideal. Apaga el fuego, respira hondo y si le gusta mi libro y mi experiencia, que se ponga en contacto con la editorial Rubric.
Últimamente nos gusta cerrar nuestras entrevistas con una pequeña batería de frases que requieren una respuesta muy breve, ¡vamos a ello!
Tu principal fuente de inspiración es… la lucha de mi pueblo.
Para llamar a las musas nada como… pensar y actuar, con permiso de Calíope.
Tu lugar preferido para escribir… sentado sobe una alfombra, codo hincado en un cojín cerca de la bandeja con un mínimo de tres vasos, una tetera, té verde, algo de azúcar, agua y fuego, si es carbón vegetal, mejor. Si pudiera ser, algo de música bidani (hasaní) o en su caso algo de Atahualpa, Cafrune, Serrat, Ismael Serrano, Silvio Rodríguez, Leonard Cohen…La lista es larguísima.
¿Prefieres el día o la noche?, ¿el silencio o algún sonido de fondo? La noche es una gran cómplice, tiene momentos mágicos que atraen a las musas, sobre todo a las horas cuando parece que el mundanal ruido llegó a su fin y no queda más vida que uno, sus ideas, el té y la música sin casi decibelios.
¿Libro electrónico o libro en papel? El papel, por supuesto. Esa amalgama que surge entre la naturaleza y la química, que acaba en papel, que casi por arte de magia se convierte en hojas y con la complicidad, siempre, de la química lo tocas y dices: esto es un libro.
¿Alguna superstición? Conozco infinidad de supersticiones de mi sociedad y de otras áreas geográficas del planeta. No he adoptado ninguna desde que pude pensar por mí mismo.
Un sueño como escritor/a… No suelo soñar despierto; pero si he de hacerlo me gustaría llegar a acabar tres libros que hasta el momento los tengo a dieta.
Tu escritor/a favorito/a… No tengo un escritor favorito. Pienso que cada escritor tiene su grandeza puesta en sus escritos. No obstante, si tuviera que rebuscar, aparte de Cervantes me habría gustado conocer los nombres de los que escribieron o recopilaron el Corán, la Biblia y Las mil y una noches.
Un personaje literario que te cautivara especialmente… El personaje de "El pequeño príncipe" es cautivador y sociabilizador.
La novela que te hizo llorar… Aunque me considero muy sensible y por nada me emociono, no recuerdo que una novela me haya hecho llorar. Erizarme, ponerme los pelos en punta, carne de gallina, sí; pero llorar no creo.
Por último, nos gustaría conocerte un poquito mejor, ¿te animas a responder a nuestro apartado “muy personal”?
Tu comida favorita es… Un arroz blanco en su punto de cocción, con un buen vaso de leche de cabra fermentado y un poco de azúcar estaré servido y encantado.
Serías capaz de insultar si… Mi padre, que en paz descanse, me dijo que, si era capaz de no responder a un insulto con otro o reaccionar con violencia, es que ya me podía considerar un hombre libre de verdad.
Tu ciudad favorita es… Por mi doble nacionalidad, tengo dos ciudades favoritas: El Aaiún (Sahara Occidental) y Gijón (Asturias).
Lo que te hace más feliz… Pienso que esto que llaman la felicidad, es un concepto abstracto. Creo que el grado de satisfacción por algo o alguien, o con algo o alguien es lo que yo podría llamar “felicidad” que desaparece si aquel grado, situación, hecho que la provocó se ofusca, se tuerce. No obstante, seria “feliz” si pudiera saber que a nadie le espera su fracaso.
Lo que más odias de este mundo… La política de todos los siglos; pero sobre todo la de los XX y XXI. Me ofende la política basada en la mentira, el engaño, el chantaje y los intereses particulares o regionales que pisan los derechos de los demás. La guerra, la hipocresía y los mercados (internacionales).
Una manía personal… No tengo manías.
¿De qué te disfrazarías en una fiesta de disfraces?... No suelo disfrazarme ni en fiestas al efecto. En un par de ocasiones, una empresa me contrató para trabajar haciendo de “príncipe Atar”.
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