Claves para escribir un inicio de novela potente
Primera página en blanco, primer reto al que enfrentarte como escritor. Tienes que arrancar tu historia con toda la fuerza posible para despertar el gusanillo por lo que vendrá después. El lector sabrá apreciarlo y lo compensará devorando tu libro. ¿Te parece difícil? No te apures, porque a continuación te damos las claves para escribir un inicio de novela potente.
Primeras páginas de la novela: Conecta con el lector
Has de saber que, si tu obra no engancha en las cinco primeras páginas, sufrirá el más cruel de los abandonos. Obviamente, esto es aplicable para el lector, en caso de que el libro ya esté publicado. Pero también para el editor, en caso de que hayas enviado el manuscrito a una editorial tradicional, por lo que será descartado de inmediato.
De hecho, en Rubric te recomendamos que esa conexión con el lector se produzca incluso antes, a ser posible en los primeros párrafos. Así crearás un efecto positivo que, con suerte, se sostendrá durante toda la lectura del libro.
Sorprende al lector
Describir una escena que resulte rutinaria a la mayoría de los lectores no es la mejor forma de despertar su interés. Por el contrario, si en los primeros párrafos ocurre algo inesperado, chocante o divertido, es muy probable que se active la mente de quien lee.
El efecto sorpresa también se consigue con una redacción dinámica. Para ello, escoge bien verbos, sustantivos, preposiciones… Forma frases atrayentes y que den que pensar; genera acción.
Haz que el lector se identifique con los personajes
Los personajes principales deben presentarse al inicio de la novela. Además, sus apariciones deben darnos pistas (sin excederse) sobre el posterior desarrollo de la trama. Si ya en esa presentación conectamos con el lector, es muy probable que este culmine la lectura del libro. Esto no quiere decir que los personajes tengan que parecerse a cada hipotético lector de la obra. Al contrario, un personaje original siempre es una buena baza.
Lo que queremos decir es que el lector debe establecer una conexión con los pensamientos y la forma de actuar de los personajes. Ver la lógica de su proceder; eso sería identificarse con ellos, pero sin entrar demasiado en el perfil de los mismos. Esto último se hará posteriormente, conforme el argumento vaya tomando forma.
Escoge palabras con fuerza semántica
En el inicio del libro has de esmerarte con la elección del léxico. Usa palabras que sorprendan y permanezcan en la mente del lector, sin perder de vista el género ni la propia trama de la obra.
Ten presente que el drama, la intriga, la fantasía o el terror se logran gracias a lo que irradia cada palabra. Escoge las adecuadas para que el lector se sumerja en tu universo creativo.
Utiliza términos contrapuestos
De hecho, este efecto puede ir más allá de las palabras, creando incluso situaciones que resulten contradictorias. Esto quizá genere cierta «confusión» en el lector, lo cual será un buen recurso si es el estilo que después utilizarás en el libro.
Con todo, no arriesgues mucho en este sentido si eres escritor novel o si sospechas que este recurso no es tu fuerte. El lector siempre agradecerá cierta coherencia estilística entre el inicio de la obra y el posterior desarrollo de la trama.
Recurre a una sintaxis impactante
Las estructuras sintácticas pueden impactar tanto por su sencillez (frases muy cortas) como por su complejidad (frases muy largas). En este último caso, trata de que las oraciones sean claras para no despistar al lector.
Aquí también debes tener presente que la sintaxis utilizada al comienzo debe ser coherente con el estilo de todo el libro. Si tienes dudas al respecto, puedes recurrir a una corrección de textos profesional.
No pierdas de vista el contexto de la novela
El inicio de un libro también sirve para que el lector ubique su trama en el plano espacial y temporal. Aunque después haya cambios de escenario, ese comienzo es el marco del que se parte.
En este sentido, ten muy presente el tiempo verbal que estés utilizando en cada momento. No des saltos injustificados que puedan despistar al lector, mucho menos al comienzo de la obra.
Al inicio de la novela, no des rodeos ni retrocedas
Un comienzo es un comienzo. Parece una obviedad. Sin embargo, muchas veces se comete el error de dar demasiadas pistas o de excederse en las explicaciones nada más empezar una novela. Tienes en la cabeza un montón de información y quieres soltarla de golpe. Un escenario concreto, ese pasado truculento de la protagonista…
Tranquilo, no corras. Hay por delante un buen número de páginas en blanco para extenderse en descripciones y trazar perfiles. Si lo haces al principio, puedes aburrir al lector.
Cuenta con profesionales de la autoedición
Si ya tienes escrita tu novela, desde ese inicio impactante hasta el final, no dudes en dar el siguiente paso. Autoedita. Y hazlo con profesionales que cuiden cada fase del proceso; hazlo con Rubric.
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