Cómo elegir el título de tu libro
El título. Esa palabra o grupo de palabras que recogerán la esencia de tu obra, pero que a la vez no desvelarán su trama. Complejo equilibrio, ¿verdad? Puede que lo tengas en mente desde antes de comenzar a escribir. O puede que no. En cualquiera de los dos casos, seguro que estos consejos sobre cómo elegir el título de tu libro te resultan útiles. ¡Allá vamos!
En obras técnicas, mejor un título descriptivo
En ensayos, obras académicas (como tesis doctorales), didácticas o textos técnicos de cualquier disciplina, es recomendable optar por títulos descriptivos. Que permitan no solo identificar el libro, sino también adelantarse a lo que este recoge en sus páginas. Pero, ojo, ser descriptivo no implica extenderse demasiado ni abusar de elementos adicionales, como adverbios o adjetivos. La concisión aquí sería lo más recomendable.
En narrativa, mejor un título sugerente
No es ninguna novedad que cada año se publican infinidad de novelas. Obviamente, la calidad de estas será determinante a la hora de que se hagan conocidas. Sin embargo, cuando un lector acude a una librería sin referencias previas, el título que lea en el lomo de la obra puede ser crucial. Y lo mismo ocurre en una biblioteca virtual.
Pero un buen título no solo es un reclamo para la venta. Sirve, igualmente, para demostrar que, como escritor, tienes el don de la palabra también a la hora de dar nombre a tu criatura. Y ahora pon atención, porque ahí van unos consejos para acertar con ese título:
Sé original
Evita clichés y lugares comunes. La originalidad es una máxima que debe estar presente en toda obra de creación, tanto para su contenido como para su título.
Ten presente que la historia de la literatura es amplísima y por lo tanto ha generado miles de títulos. Los más relevantes permanecen vivos en el imaginario colectivo, por ello debes evitar que el tuyo se asocie a cualquier obra famosa. Se da por descontado que no debes plagiar ningún título de otro autor.
Ten en cuenta el género literario
Por lo general, el léxico usado en una novela romántica no es el mismo que en una histórica. El título de la obra debe ir, por tanto, en consonancia con la terminología que esta use. Con todo, hay veces que romper la norma resulta muy eficaz, pues la novela no deja de ser ficción. En poemarios o libros de relatos, puedes optar por términos que definan a la totalidad de la obra o escoger el título del poema o relato que te resulte más significativo.
No pierdas de vista el contenido de la obra
De hecho, si estás muy perdido con esto del título, puede resultarte muy útil partir de una síntesis de la trama. Porque el lector esperará cierta coherencia entre lo que lea en la portada y lo que encuentre en el interior.
Pon atención a la parte más relevante del libro
Busca el capítulo que consideres más atrayente. De ahí extraerás la idea que deseas transmitir en la portada. Incluso puede que localices alguna frase que haga que se te encienda la bombilla con las palabras clave para el título.
Juega con las palabras
Sinónimos, antónimos, hipérboles, oxímoron…, las posibilidades son infinitas. Juega con las palabras hasta dar con la combinación adecuada. Presta también atención a la correcta elección de los adjetivos, en caso de que el título los lleve.
Sintetiza
En ocasiones los títulos largos funcionan bien, pero para ello deben ser realmente ingeniosos. Además, tienen el inconveniente de que son más difíciles de memorizar, con los inconvenientes que esto supone. Un título breve se graba en la mente del lector y se reproduce con facilidad. Dos enormes ventajas a la hora de buscar o recomendar un libro.
Opta por un nombre propio
Esto es útil cuando el nombre seleccionado para el título resulta diferente u original. Como es de suponer, ese nombre debe ser relevante dentro de la obra, generalmente el del personaje principal. Si el nombre puede resultarle común al lector, cabe la posibilidad de acompañarlo de un adverbio o de un adjetivo para darle fuerza y diferenciarlo.
Ayúdate de los subtítulos
Puede que ya tengas el título, pero intuyes que quizá su significado no le vaya a quedar muy claro al lector. En estos casos, es interesante emplear un subtítulo o lema que amplíe ese concepto principal. Pero ten presente que ampliar no es extenderse demasiado, de lo contrario puede diluir la fuerza del título principal.
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