¿Qué es ser un escritor independiente?
En este artículo vamos a hablar sobre autopublicar y lo que significa ser un escritor independiente, con todas las ventajas que ello implica. La autoedición es el camino que conduce a muchos autores a importantes logros.
Autopublicar es sinónimo de ser independiente y emprendedor.
Hay dos formas de publicar: a través de una editorial (lo que se llama coloquialmente editorial tradicional) o autoeditarse: tomar la iniciativa y hacerlo uno mismo a través de una editorial de autoedición.
Como todo, cada una de estas opciones tiene sus ventajas y algunos aspectos que debemos tener muy en cuenta.
Publicar con una editorial tradicional
Lo que hace sufrir más a quien escribe, sobre todo a un autor o autora novel, y que busca publicar su primer libro, es la inseguridad y depender de los demás. Envías tu manuscrito a muchas editoriales y ni siquiera dan acuse de recibo. Y la espera se convierte en interminable, porque después tampoco contestan siquiera para dar una respuesta negativa, en la gran mayoría de los casos. Esto frustra mucho y da la sensación de que el tiempo está perdido, o que la espera se hará indefinida, interminable.
La ventaja, en caso de que nos digan que sí, es que la editorial se va a encargar de todo. Asumirá el riesgo, los costes, maquetará el libro, diseñará la cubierta, lo imprimirá y pondrá a la venta. Pero, cuidado, hablamos de verdaderas editoriales tradicionales. En el momento que nos pidan dinero por cualquiera de las fases del proceso, o nos exijan vender un número de ejemplares, o pagar por cualquier otro concepto, será una autoedición encubierta, y no una editorial tradicional de verdad. Hemos de alejarnos de quienes no son lo que dicen ser.
La ventaja de que ellos asuman el riesgo tiene también su lado no tan bueno: la editorial paga y, lógicamente, se quedará con los beneficios. Como mucho, te ofrecerá entre un 10 y un 6 % del precio de venta de cada ejemplar, según el tipo de libro (tapa dura, rústica, edición de bolsillo…). Así que va a ser difícil notar algún beneficio económico; para ello se deberían vender una cantidad enorme de ejemplares que permitan ganar algún dinero que sea digno por tu trabajo, creatividad y a cambio de ceder tus derechos de autor.
Las liquidaciones solo se cobran una vez al año.
El autor en una editorial tradicional tiene poco “peso” en las decisiones. Ellos deciden la maquetación, los detalles, interiores, portada y diseño de cubierta. No siempre consultan con los autores ni les dan opción a opinar o a decir qué les gusta. Incluso a veces estas editoriales realizan cambios en la obra que la modifican sustancialmente. Es la aplicación del conocido dicho: “quien paga manda”.
Y no hay un control de los libros que se venden o distribuyen, eso es potestad de la editorial, que además puede establecer ciertos compromisos con el autor para presentaciones, firmas, difusión, medios…
Es también importante pensar que para un autor que empieza son mínimas las posibilidades de llegar a una editorial tradicional que merezca la pena (es decir, que hagan una buen a edición y que la distribuyan adecuadamente y apuesten por ella). Y eso no es porque tu obra no sea buena para ellos, el problema que ninguna quiere asumir riesgos y la única forma de acceder a ellas es ser un personaje conocido, haber vendido mucho con anterioridad (o bien en tradicional o en autoedición) o ganar algún premio literario. En resumen: si no te das a conocer antes, si no te haces “visible”, es prácticamente imposible que una editorial tradicional se arriesgue a publicarte.
Ventajas de ser escritores independientes
La mayor ventaja de decidirte a autoeditar, de ser valiente y arriesgar por ti y por tu obra, es no depender de que una editorial te dé una respuesta favorable. Eso te va a quitar la incertidumbre y la ansiedad, e incluso te permitirá seguir escribiendo con más libertad y más ánimo. Nada de quedarse junto al teléfono o al ordenador esperando la llegada de una llamada o de un correo. Como en todos los ámbitos de la vida, es bueno decir “aquí estoy yo” y dar un paso adelante.
Otro aspecto positivo es que debemos pensar también a medio y largo plazo. ¿Qué es mejor, tener olvidado el libro en cajones de editoriales que difícilmente van a respondernos, o tenerlo ya a disposición de los lectores? Algunos autores han visto su libro en una gran editorial después de haberse autoeditado. Es también una forma de abrirse puertas y darse a conocer. De hacerse con un nombre, ¿por qué no?, nunca sabemos hasta dónde puede llegar nuestro libro.
Si como autor obtienes éxito, serán las editoriales tradicionales las que te pueden buscar, porque es una forma de que tengan una garantía, una seguridad (sí, como ya hemos visto antes, no quieren asumir riesgos, por muy buenas obras que les lleguen). Este es el caso de autores clásicos, como Marcel Proust o Robert Louis Stevenson; y también de nombres que ahora se han abierto paso y empezaron autoeditándose: Eloy Moreno, García Sáenz de Urturi… Y otros que comenzaron su andadura con Rubric: Edurne Cadelo, Tamara Marín, Reyes Martínez o Adrián Martín Ceregido… han sido emprendedores y ahora sus nombres son reconocidos en el mundo editorial. Se dieron a conocer a través de la autoedición y ahora cuentan con muchos lectores y lectoras, tanto en papel como en digital.
Al autoeditar, es el autor emprendedor quien debe asumir el coste de la edición. Sí, es una apuesta, pero también va a repercutir a su vez en varios beneficios. Las ganancias netas van en este caso para el autor, que además no debe rendir cuentas a nadie, va a controlar toda la distribución y sabe en todo momento el número de ejemplares que se venden. Organiza la promoción, presentaciones, y lo hace a su ritmo y sin presiones. Y a eso le sumamos que va tomar las decisiones sobre el libro y aportar sus ideas o gustos sobre el formato y diseño. Eso sí, es mejor dejarse aconsejar por un buen asesor editorial, que guiará desde su experiencia y lo normal es que permita a cada autor un grado de participación en el proceso mucho mayor que las editoriales tradicionales.
Los derechos de tu obra
La última ventaja de la que vamos a hablar es sobre la propiedad intelectual de tu libro. Si una editorial tradicional nos publica, tendrás que firmar con ella un contrato de edición y tus derechos sobre la obra quedarán en manos de la editorial, y con ellos es más que probable que también los derechos derivados: como son la traducción, publicación en otros países e idiomas, conversión a un formato audiovisual, etc.; y todo lo que derive de tu libro quedará económicamente en manos de la editorial. Es algo que hay que mirar siempre bien en los contratos que se firman, pero todo eso va ligado al compromiso que supone ver publicado el libro por alguien externo.
Si autoeditas, todos esos derechos derivados seguirán siendo de tu propiedad.
Si eres optimista y crees en tu libro, sé valiente, sé emprendedor.
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