Historia de la autoedición
Es muy probable que asocies el término «autoedición» con elementos como la informática, los dispositivos electrónicos y la venta on-line. Pero ¿es la autoedición un fenómeno tan reciente como pensamos? Quizá al leer sobre el tema te lleves una sorpresa y descubras un poco más sobre esta forma de sacar los libros al mercado. Por eso hoy te queremos hablar sobre algo que nos parece curioso e interesante: la historia de la autoedición.
¿Cuándo surge la autoedición?
Es fácil deducir que la autoedición debe ir ligada al hecho de editar un libro, lo cual no ocurre hasta la aparición de la imprenta, en el siglo xv. Hasta entonces, los libros se reproducían de manera manual y generalmente no para ser vendidos, sino para formar parte de distintas bibliotecas.
La imprenta propició la aparición de las editoriales, que, antes como hoy, decidían qué libros publicaban y cuáles descartaban. Más adelante, entre los siglos xviii y xix, algunos autores cuyos manuscritos eran rechazados comenzaron a autoeditar y distribuir sus propios ejemplares.
Pioneros (y pioneras) en la autoedición
En el hecho de autoeditarse cobraron un papel preponderante algunas escritoras, como Virginia Woolf, Jane Austen o Emily Dickinson. Ellas, como otras autoras, tenían muchas dificultades para publicar sus obras debido a que eran mujeres, de ahí que se decidieran a autoeditarlas.
A ellas se suman escritores como Marc Twain o Marcel Proust, entre otros, que decidieron que sus libros vieran la luz tras recibir las negativas de las editoriales, o simplemente porque preferían saltarse esa intermediación. Puedes saber más sobre autores autoeditados en este artículo: Autores famosos que se autoeditaron.
La autoedición a finales del siglo XX
Si bien, como vemos, el fenómeno de la autoedición llevaba tiempo fraguándose, es con la aparición de las herramientas informáticas cuando da el salto definitivo. En un primer momento fueron los procesadores de texto y los programas de maquetación e ilustración los que permitían que cualquier persona con conocimientos en estos softwares pudiera autoeditar una obra.
Pero fue con la aparición del e-reader, a finales de la década de los noventa, cuando la autoedición cobra un impulso determinante. Y es que los autores independientes, además de autoeditar sus obras, podían subir su e-book a las plataformas de venta on-line sin ningún intermediario.
A este fenómeno se le unió lo que se denomina «impresión bajo demanda». Esta permitía —y permite— imprimir el número de ejemplares que se solicite, no más, ajustando así los costes de producción del libro.
La autoedición en la actualidad
Si bien el fenómeno de la autoedición ya era imparable, cuando realmente toma más arraigo es entrado el siglo xxi. El cada vez mayor uso de los e-readers hace que muchos escritores opten por autoeditar sus obras. El motivo es que, además de controlar todo el proceso de edición, tienen un mayor porcentaje de los beneficios generados por las ventas.
A esto hay que sumarle el auge de todo tipo de redes sociales y de distintos tipos de canales digitales, que permiten a los autores promocionar sus libros de forma directa.
Libro digital y autoedición están estrechamente ligados. Aunque en este punto hay que recordar que los libros autoeditados también se imprimen, si así se desea. Esto puede hacerse a través la mencionada fórmula de impresión bajo demanda o mediante los acuerdos que se adopten con la imprenta. Puede afirmarse, pues, que en el ámbito de la autoedición ambos formatos (impreso y digital) coexisten sin problemas.
Autoedición, sí, pero de calidad
Tras todo lo expuesto, puede llegarse a la conclusión que la autoedición la realiza el autor de manera individual, partiendo de su original y de sus destrezas. Nada más lejos de la realidad. En este punto es necesario recordar que, antes de ver la luz, un libro de calidad debe pasar por una serie de fases que requieren conocimientos específicos en determinadas áreas.
Corrección, maquetación, ilustración, gestión de licencias… son procesos que es mejor dejar en manos de profesionales. De no hacerlo, puede que el resultado sea defectuoso, lo cual supone siempre una decepción para el lector que ha invertido su tiempo y su dinero en tu libro.
Rubric, más de una década autoeditando ilusiones
Por todo lo expuesto, existen agencias de servicios editoriales especializadas en autoedición. Es el caso de Rubric, donde llevamos más de una década trabajando para que autores independientes hagan realidad su sueño de autoeditar su obra con la calidad que esta merece.
Seriedad, profesionalidad y promesas realistas son algunas de nuestras señas de identidad. Así lo manifiestan nuestros autores.
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Imagen Wikipedia.